miércoles, 29 de abril de 2009

CENTRO DE JUBILADOS Y PENSIONADOS

“... JUNTOS PODEMOS HACER
LO QUE SOLOS NUNCA PODRÍAMOS REALIZAR ...”


Hace más de 30 años, un grupo de jubilados de Santo Domingo, se reunieron con el deseo de agruparse.

Ellos llevaban consigo la acertada idea de que ser abuelos no es sinónimo de ser viejos, sino personas mayores en plena actividad y con capacidad de proyectar y aprender situaciones nuevas... personas con un cúmulo de experiencias, de saberes atesorados, de sentimientos desbordantes, y mucho más para ofrecer y compartir.


Constituyeron en el año 1979 una comisión organizadora de un Centro de Jubilados y Pensionados para nuestro pueblo. El grupo trabajó durante meses en la realización de un empadronamiento y fue afianzando sus ganas y contagiándola a otros hasta consolidar la constitución definitiva el día 12 de octubre de 1982.

En esta fecha asumieron, como presidente el Señor Guillermo Beutel, como secretario el Señor Aldo Mozzati y como tesorera la Señora Teresa de Gatti.

Inmediatamente actualizaron el registro de socios y se redactaron los estatutos de la naciente entidad.

Posteriormente solicitaron la Personería Jurídica y comienzaron las actividades propias de una institución de esa índole.


En el año 1984 se renovó la comisión y asumió la presidencia la Señora Elida Schachner. Se planificaron diversas actividades y comenzaron las gestiones para construir la sede del Centro de Jubilados.

El entusiasmo los invade viendo el apoyo que reciben de toda la comunidad y con la firme esperanza de concreción inician los trámites necesarios.

Consiguen un terreno donado por el Señor Aldo Bonamino y su esposa Elisinda Alovatti. Distintos profesionales colaboran con mensura (Ilse Lehn) y planos (Oreste Blangini).

Todo el pueblo colabora en la medida de sus posibilidades con materiales, con dinero, con animales, con horas de trabajo, y de esa manera se va cristalizando una realidad muy anhelada.


El 6 de noviembre de 1987, en un emotivo acto, se inaugura la primera etapa del edificio –salón de actividades (6m x 10m), sala de enfermería, baño y depósito- quedando en proyecto cocina, galerías, segundo baño, sala de velatorio.

Esta segunda etapa es inaugurada en el año 1991.

Hoy día se ofrece atención diaria de enfermería y pedicuría. En el salón se realizan diversas actividades saludables y culturales como ser, gimnasia, exposiciones, charlas informativas, encuentros de camaradería en los que se alternan comidas con momentos de sano esparcimiento.


La función social que desarrolla es invalorable, tanto para los afiliados como para toda la comunidad.

(Fuente: Revista Centenario - Testimonios orales)

Todas los seres tienen un gran conocimiento que pueden aplicar, lo que se necesita es garantizar que puedan hacerlo de manera paulatina para no perderse como personas productivas...
Trabajar unidos por una meta en común es revitalizar la posibilidad de seguir experimentando anhelos, los impulsos que quedan, ese “todavía” de cada uno para seguir esperando con ansiedad la plenitud soñada...

miércoles, 15 de abril de 2009

Estancia "LA ATALAYA"

"...¿Dónde se hallaba el oro, de todos alabado?
El oro estaba en un pequeño árbol;
el oro era un engaño; sólo pequeñas flores de oro perfumado.
Aromitos floridos, orillas del Salado..."

José Pedroni

Hace un mes, en oportunidad de recorrer Santo Domingo con el objetivo de llevar información a la radio, realizamos un PASEO COMPARTIDO.

En ese trayecto visitamos la estancia "La Atalaya".

La publicación de fotos y los comentarios que surgieron a raíz de esta visita, me llevaron a averiguar y tratar de contactar familiares que me contaran un poco más de su historia...

Hoy quiero compartir con ustedes el relato y las fotos que me envió tan gentilmente María Victoria Bernasconi, tataranieta de Don Pedro.

El Señor Pedro Bernasconi nació en Chiasso (Suiza), el 26 de mayo de 1854.

Llegó al país en 1870, radicándose en Esperanza, provincia de Santa Fe.

Contrajo matrimonio con la Señorita Emilia Maret y se convirtieron en una de las familias más distinguidas y apreciadas por la sociedad esperancina.

Tuvieron seis hijos: Carlos R., Ricardo D., Enrique O., Clorinda, Fanny, y Emilia L. Bernasconi.

La vida laboral de Pedro se inició como empleado en la casa Sotomayor y Hermanos, en Esperanza, donde sus peculiares dotes de inteligencia, laboriosidad y aprecio de sus pares, hicieron que se convirtiera con el tiempo en socio activo de la firma.

Su hijo mayor, Carlos Bernasconi siguió al frente del importante negocio de su padre. Además fue concejal municipal y demostró tener excepcionales dotes comerciales.

Familia de Pedro Bernasconi (falta uno de los hijos varones)

El Señor Pedro Bernasconi se dedicó también a los negocios agropecuarios.
En la provincia de Santiago del Estero fue propietario de la estancia “Selva Negra”, de aproximadamente 11000 hectáreas, y en la provincia de Santa Fe, la más conocida de sus propiedades se encuentra en Santo Domingo: estancia “La Atalaya”.

El casco que fue construido en el año 1910 y realizado con materiales nacionales e importados, conserva hasta la actualidad su imponente belleza.

El campo de 1500 hectáreas se dedicó a la agricultura y ganadería, tarea que llevaron adelante Carlos Bernasconi y posteriormente su hijo Raúl A. Bernasconi (nieto de Pedro).

El Señor Carlos R. Bernasconi contrajo matrimonio con la Señora Juana Ferrari (viuda de Boutonnet) y tuvieron tres hijos: Nelly, Olga y Raul A. Bernasconi. Juana Ferrari tenia dos hijos de su anterior matrimonio.

El Señor Raúl Bernasconi contrajo matrimonio con la Señorita Lydia D. Baratti y tuvieron 2 hijos: Lydia Beatriz y Raul Carlos. Ellos vivieron en La Atalaya hasta el año 1955 aproximadamente.

Raúl A. Bernasconi (nieto de Pedro) y su Señora Lydia D. Baratti



Nelly Bernasconi y Lydia Baratti de Bernasconi

Posteriormente la propiedad fue subdividida y vendida.

Actualmente está en manos externas a la familia.

Una parte de la propiedad (vendida en el año 1985 aproximadamente), en la actualidad forma parte de la Escuela Agrotécnica Nº 2047 de Santo Domingo.



Para finalizar el post quiero dejarles el comentario que María Victoria escribió en PASEO COMPARTIDO, donde vio las fotos de "La Atalaya"

Maria Victoria ha dejado un nuevo comentario en su entrada "PASEO COMPARTIDO":

Hola Colo, hola a todos los lectores. Me emocionó mucho ver las imágenes de La Atalaya, soy descendiente de Pedro Bernasconi. Mi familia vivió, trabajó y amó esa propiedad...lamentablemente en la actualidad ya no nos pertenece.
Un abrazo para todos y gracias!!


GRACIAS A VOS VICKY POR TU PREDISPOSICIÓN... POR TU RELATO!!!! y a LYDIA CON QUIEN ME COMUNIQUÉ TELEFÓNICAMENTE...

sábado, 11 de abril de 2009

CELEBRACIÓN DE LA PASCUA hace años en el campo...

Deseo para todos un fin de semana especial, reunidos en familia o como más les guste, y celebrando cada uno de acuerdo a sus creencias, pero con mucho AMOR!!!

En una casa grande rodeada de extensos patios y muchos árboles, a siete kilómetros de la planta urbana, vivíamos once personas: mi abuela paterna, ...

Quise comenzar este relato igual al post del 16-12-2008, porque las reuniones en el campo y la espera de la Pascua desde muchos días antes, era muy similar en nuestra familia al festejo de la Navidad...

Vivíamos la época intensamente y con mucha ansiedad...

Limpiábamos los patios, la casa, preparábamos comida junto a nuestros padres esperando las visitas que arribarían en el día de Pascua.

La tarde del sábado, armábamos nidos con pasto cortado en diferentes lugares del jardín y los decorábamos con flores para que a la "Coneja" le guste más y nos deje cantidad de huevos...

Los huevos eran de todos colores, de gallina pintados y hervidos, de chocolate recibíamos uno o dos porque era muy caro en ese tiempo.

El día domingo por la mañana, nos levantábamos y con una canasta nos íbamos a recorrer los nidos y juntar los vistosos huevos.

En la cocina, sobre la mesa, dentro de las bandejas que también dejábamos preparadas por la noche, había unos pocos huevos de chocolate, cada uno tenía su "nido" y allí agregábamos los juntados en el jardín....

Nuestra alegría era indescriptible, lo disfrutábamos al máximo...

Cuando se preparaban las ensaladas para acompañar el asado, cedíamos de nuestro nido, algunos huevos para agregar a la misma...

Le pedí a mi madre que decore huevos como lo hacía en aquella época ya que no tengo fotos. Ella accedió y aquí pueden ver el resultado... Así quedaban adornados los jardines en aquella época.


Los huevos de aves, en especial de gallinas, luego adornados con guardas coloridas, eran tomados como símbolo de la continuación de la vida...

La tradición de que los mayores escondan huevos decorados en los jardines o en las casas, continúa vigente en muchos países...

MUCHAS FELICIDADES A TODOS!!!!

GRACIAS A MI ADORADA MAMI QUE ME AYUDA SIEMPRE!!!

jueves, 2 de abril de 2009

RENÉ BEUTEL

“Su fuerza creadora y sus hábitos de trabajo duro se impusieron, y el hierro se rindió entre sus manos”

Para todos "EL RÉNE"

Y sí, con acento en la primera E porque así lo llaman todos con el cariño que supo ganar a través de su buen accionar y su apertura...

Su vida fue y es muy especial...

Por lo que leerán en este relato y por aquello que quedará guardado con el respeto que él merece...

Nació y vivió con sus padres y hermanas en el campo, ayudando, trabajando a la par de ellos como todos los chicos de aquella época, caminando los campos, arriando animales,...


Su lugar se encontraba cerca del Río Salado, era aquél campo donde hoy existen “LOS PRÉSTAMOS”.


A él le gustaba experimentar con el hierro, armaba elementos. Trabajaba dentro de la pequeña herrería que tenía su padre para realizar los arreglos de las herramientas del campo.

Cuenta que a los 14 años se armó su propio torno a pedales utilizando elementos de una máquina de coser.


Luego confeccionó el caballito que muestra la foto, un juguete muy llamativo para esa época.
Con su tornito le dio forma a las piezas de madera y complementó con partes de hierro. Le agregó la máquina de un reloj despertador a cuerdas y logró que el movimiento de hamaca y avance a la vez.

Le tomé fotos y no pudimos verlo funcionar ya que la cuerda está cortada, René dice que en estos días lo volverá a arreglar porque a los niños que visitan la casa les encanta jugar con su caballito.



A los 18 años tuvo su primera moto, también la primera en nuestro pueblo por lo que llamó la atención de todos los conocidos. Era marca BSA.

Relata y se sonríe contando que al cruzarse con carruajes en los caminos los caballos se asustaban por el ruido.

Eso a veces provocaba el enojo de otros campesinos.

Años más tarde cambió la BSA por una SERTUM.

Luego llegó la época de la obligación.

El Servicio Militar requirió su presencia y de allí esta foto, junto a un compañero en la costanera de Santa Fe donde se observa como fondo el puente colgante.

Claro! En la misma no podía faltar una moto...



En estos años conoció a Erminda que vivía al otro lado del río, una joven que despertó el amor de René y pronto llegó el casamiento. De esta unión nació su único hijo Oscar.

Sus ideas volaban hacia lo que representaba el sueño de su vida… Trabajar de lleno con los hierros...

Así fue que años después se mudó con su familia al pueblo e instaló un pequeño taller. Allí brindaba servicios de tornería y más adelante de soldadura.

Su fuerza creadora, sus hábitos de trabajo duro se impusieron, y la empresita comenzó a andar...

Su bondad lo convertía en una persona muy especial. A él no le importaba si sus arreglos no eran del todo prolijos, pero sí se aseguraba que quedara lo suficientemente fuerte para que el cliente estuviera conforme y no se rompiera nunca más.

Es por esta característica que David Müller creó una caricatura que lo representa ante todos los pobladores, con la inscripción "No queda lindo pero quedí fuerte"

Sus palabras “me lo pagas cuando puedas” eran escuchadas con mucha frecuencia...

Su casa siempre reunía a muchos chicos por la gran apertura que brindaban junto a Erminda. Su carácter recto mezclado con la picardía tejieron a los largo de los años, numerosas anécdotas que despierten risas en quienes las escuchan.

Una de ellas: Como eran de los pocos que tenían televisor en su casa, todos los amiguitos de Oscar su hijo, se llegaban a ver los dibujitos, pero antes de encenderles el televisor los hacía picar ladrillos con el martillo, porque sostenía que había que ganarse el derecho...

En su taller, mientras él trabajaba, Erminda ofrecía mates a todos los presentes lo que creó siempre un ambiente de camaradería entre los visitantes.

En el año 1970 tuvo la idea de armar una casa rodante para salir a conocer el país con su familia. Visitó exposiciones y conversaba muy interesado con los comerciantes que las vendían averiguando a la vez todo lo necesario para aplicar en su obra.


Así quedó lista y su primer viaje fue en el año 1973 a las Cataratas con su Jeep modelo 1960. Comenta que hacía de albergue de hasta siete personas.



Una actividad importante fue ser el tesorero de la Iglesia Evangélica de Santo Domingo durante 30 años, poniendo todo de sí en forma desinteresada.

Por ello recibió un reconocimiento de esta comunidad.





En oportunidad del festejo de los 115 años trabajó junto a su hijo y empleados restaurando herramientas antiguas para la exposición.

Lo vemos en la foto acompañado de "su plantel". La empresa está a cargo de su hijo hoy día y es una importante Metalúrgica de la zona.


En el año 2006 Erminda y René festejaron sus bodas de oro rodeados del cariño de su hermosa familia compuesta hoy día por dos nietos y un bisnieto y de cantidad de amigos.
En la foto junto a Hermes, su hermana.


Hace unos meses, Erminda dejó este mundo y eso afectó mucho a su compañero de tantos años. Pero sigue luchando... Sus recuerdos son ricos, su relato es claro y su sonrisa es amplia cuando habla de las picardías compartidas...

Podría escribir horas, pero ya plasmé lo más importante para transmitir su grandeza...

Quiero terminar esta publicación con las palabras que el Pastor Wagner utilizó para definir el hogar de los Beutel, palabras que a mi sentir, son inmensamente acertadas:

“Qué casa grande la de Erminda y René!!! No por el lugar físico, sino por la capacidad de ensanchar el espacio para cobijar, para refugiar y agasajar... esa capacidad de sentir profundo interés por la gente y hacerla sentir querida... una capacidad sana y desprovista de segundos intereses o de letra chica...

La grandeza de Erminda y René, un equipo de más de 50 años, esa grandeza que frente a las inclemencias humanas brinda un oasis de descanso y abrigo, es la grandeza que deriva de pensar el bien, y sobre todo, el bien para los demás. Esto representa una herencia viva que perdura a través de las sequías, de las inundaciones... Representa la verdadera CALIDAD HUMANA”