lunes, 6 de julio de 2009

TAPERAS...

Dilatado, tendido, sin altos ni bajos,
este es el suelo mío, este es mi campo.
Es como a mí me gusta, verde, ancho;
el sol por todo él, el agua a mano.

José Pedroni

Ayer domingo, la tarde cálida se prestaba y salimos a pasear por el campo...

El afán del hombre de la zona de sobrevivir a tantas adversidades es realmente admirable...

A los pocos que se quedaron se los ve trabajando sin cesar, aún entre la polvareda que ofrece la sequía persistente, por esa lluvia que no quiere nunca llegar... y tantos problemas de la economía que sólo amenazan con terminar con el pequeño productor...

Todo ello no puede contra el espíritu luchador de quienes quieren conservar lo que sus antepasados construyeron con gran esfuerzo...

En el recorrido nos encontramos con taperas... nos detuvimos...

Entre los yuyales se distinguen apenas las paredes y las aberturas destruidas... muy cerca el alambrado, y detrás abandonados, el viejo arado y la sembradora cubiertas por enredos de malezas...


Las enredaderas se extienden por lo que supongo era un patio cuidado con plantas de flores...

El molino persiste esbelto entre tanto abandono...

Tomé fotos y pensaba cuántas ilusiones debían tener las familias que las habitaron, imaginé a sus niños correr y jugar en esos patios hoy cubiertos de malezas...

Imaginé su tristeza al ver llegar las “topadoras de la soja”...

Qué habrá pasado por sus mentes al tener que dejar su lugar???

Qué lejos quedó la revolución gringa que marcó a fuego a nuestro país, aquélla nacida en estas mismas tierras que fueron el cobijo de tantos campesinos con ilusiones...

Esas ilusiones fueron agonizando y desapareciendo... bregando por un proyecto federal que las hiciera resurgir...


Qué nos pasó? Qué le pasó a nuestra Pampa Gringa... Por qué sólo se ven taperas al costado del camino?...

"Pero la vida sigue, las generaciones entregan la posta y las antiguas casas de campo van perdiendo sus pedazos y dejando rastros de las vidas que albergó. Sólo hay que saber leer los mensajes que escribieron entre sus paredes y sus patios llenos de energía, los viejos pobladores de esas taperas. El progreso hace que evolucionen los tiempos y se deje atrás lo que se vuelve obsoleto o no conviene seguir manteniendo por antieconómico, pero lo único que no se pueden abandonar son los recuerdos, especialmente los que han dejado huellas tan profundas en nuestras almas"
"¡Viejas taperas de nuestros campos! Cuántas palabras, cuánto amor, cuánto llanto han albergado entre sus anchas paredes y cómo se percibe a través del bosque que lentamente las envuelve el latido inmortal de la vida que renovada, brota cada día"
(De Taperas de Vida - Lydia Musachi)